Alfredo Villegas Oromí premiado en  Uruguay

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EL AUTOR es escritor. Reside en Uruguay.

MONTEVIDEO, Uruguay – El pasado diciembre,  en una ceremonia oficial celebrada en el Auditorio Nacional del Sodre,  la Ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz,  entrególos premios de literatura del año 2017.

El premio para el género, en la categoría de poesía inédita, fue concedido mediante decisión unánime  al poeta  argentino nacionalizado en Uruguay  Alfredo María Villegas Oromí (Buenos Aires,  1955).

El jurado, integrado por el académico Ricardo Pallares(Miembro de la Academia Nacional de Letras del Uruguay), la profesora y poeta Tatiana Oroño  y la poeta y narradora Mercedes Estramil, encontró en el libro “Sin ella, nada”, los méritos para otorgarle el lugar correspondiente al mejor libro inédito presentado al concurso de los premios nacionales correspondientes al citado año.

Villegas es actualmente el presidente del Congreso Americano de Literatura y vicepresidente de la organización del Encuentro Internacional de poetas y narradores de las Dos Orillas, eventos que se celebran en Punta del Este, cada año, el mes de octubre.  Su primer libro de poemas, “Sombras del Silencio”,  lo publicó en Argentina a los 17 años. “Desde entonces ha publicado 16 libros de poemas, tres de ensayo y una novela. Sus poemas fueron traducidos al árabe, inglés, italiano, francés y portugués”. Ha recibido otras distinciones en Argentina, España y Perú.

Veamos el libro en  el que Alfredo Villegas Oromí ha visualizado un mundo imaginario a partir de la obra de quien fuera en Argentina prototipo de la poesía maldita: Alejandra Pizarnik (Argentina, 1936, 1972).

Se mueve con el  entusiasmo del poeta que trae la irrenunciable decisión de homenajear,  con versos breves, punzantes y originales a la autora de “Árbol de Diana” y  “La Condesa Sangrienta”, entre otros célebres escritos.

El título del libro, “Sin ella, nada”, es la premonición de lo que será el volcán de sentimientos, de intimismos que rompen esquemas, llegando al nivel de tentar la sublevación de lo prohibido y de lo permitido.

El libro contiene un solo poema extenso, apoyado sobre una lírica de cercanía a los 16 o 17 años de producción de quien, por decisión p”opia, tras desencantos y  tribulaciones, dejara de existir a los 36 años de haber nacido.

Aunque al poeta Villegas Oromí lo separan diecinueve años del nacimiento de Pizarnik, no lo distancian dudas existenciales y se plantea una especie de cercanía intemporal: “Porque tu muerte y mi muerte / nacerán en la palabra, / en la vedad más pura del poema.”

Villegas Oromí conoce a Pizarnik por haberla estudiado, le rinde un elocuente homenaje y la hace renacer en sus versos con una profunda demostración de afectos, de amor por su legado, creando una polifonía de reiterados encuentros entre el poeta y la poeta.

Son coincidencias, anhelos. Hay que contener la respiración para resistir el apretado y a la vez voluminoso acierto cuando dice: “Digo 36, / 55 / el tiempo se entrega en la palabra”. Utiliza la numerología para tocar, sin aludir rectamente, las fechas de nacimiento de ella, de él. Aquí las edades se conjugan con la pericia del creador de imágenes por un lado, y los recursos de un delirio existencial, de una vida enredada, por el otro.

Villegas Oromí alude también el año del adiós de Pizarnik, 72, sin obviar el principio de la historia: “y salimos a la luz sin darnos cuenta”.

 En “Sin ella, nada” no hay asombro, lo que hay son caminos encontrados, profecías cumplidas y deseos de redimir lo ya consumado. Si el Olimpo no es un lugar vacío poblado solo por luminarias inalcanzables y allí habitan plácidos los dioses, no hay dudas de que Alfredo Villegas Oromí estuvo tocado por ellos al momento de sacar a la luz del entendimiento estos magníficos poemas que le dan vida y retorno a la obra inmortal de Alejandra (como él la llama con la ternura de un hermano).

 Este libro es un racimo de emoción, ternura y llanto; tiene sonoridad en el ritmo cuando habla de los destrozos y del almanaque o de las caídas en el sueño eterno. Hay un tiempo, hay una búsqueda, un querer decir lo que no se debe y una búsqueda de lo inexplicable.

El poeta pide a los ojos de los niños que hablen. Se derrama la sonoridad idílica honrando a la diva del malditismo, una mujer adorada por la obra que legó.

 En “Sin ella, nada” Alfredo Villegas Oromí le está aportando al parnaso la mejor obra poética del año 2017.Así lo dicta el veredicto del prestigioso jurado, compuesto por expertos en la materia,  que le otorgó el Premio Nacional de Literatura 2017.

jpm

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