¡Adiós, Yvelisse, viejita querida!
Por MARIO EMILIO PEREZ
Hace pocas semanas, me diste un fuerte abrazo, y me dijiste con tus ojos fijos en mi rostro con expresión amorosa.
-¡Ay, Mario, se te va tu viejita!
Con cuarenta y nueve años de matrimonio, la frase actuó como una fuerte puñalada destructiva en la sensibilidad de mi corazón de marido enamorado.
La expresión tuvo su origen en que desde hacía algún tiempo venías padeciendo problemas de salud que habían llevado tristeza y dolor a tu recio y alegre carácter.
Fuiste una lectora incansable a quien le encantaba compartir los conocimientos y los placeres que genera la antiquísima afición.
Y tu viacrucis comenzó con la casi total disminución de tu vista con la súbita aparición en tus ojos de la incurable degeneración macular, que redujo la principal de tus aficiones.
En ocasiones tuve que leerte en horas de madrugada las principales noticias, artículos y editoriales de los periódicos físicos y digitales.
A esto se unió el progresivo debilitamiento de tu voz que en ocasiones se hacía casi inaudible.
La causa de esa situación fueron tus larguísimos años de docencia, tanto en el bachillerato como en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, periodos laborales de los que decías que habías “tragado tiza en cantidades incalculables”.
Tu poderosa voluntad y apasionado amor a la vida hicieron que resultaran fallidos los diagnósticos que realizaron los médicos que atendieron el asma que acortó tu respiración desde tus cinco años de edad.
Consideraron esos facultativos que no pasarías de los quince abriles de tu edad biológica, y cuando los superaste, recomendaron que no tuvieras hijos, y pariste seis.
Con el transcurrir de los años al asma se unieron patologías que te llevaron muchas veces al borde de la muerte, pero que superaste porque tuviste un organismo vigoroso que contrastaba con tu condición enfermiza.
Con la extrema vocación laboral que te caracterizaba tanto en las facetas docente y política, fui testigo de las largas jornadas de preparación de tus clases en el hogar, como de la infaltable presencia en los eventos de tu Partido Revolucionario Dominicano.
Esa dedicación, y tu vastísima cultura, determinaron que fueras elegida la primera presidenta de un partido en América.
Fueron muchas las veces que te vi marchar al cumplimiento de compromisos políticos o magisteriales afectada por graves problemas respiratorios, acompañados a veces de temperatura febril.
En los últimos meses severos problemas digestivos, y una caída que fracturó la cabeza de tu fémur derecho te condenó a una inmovilidad que llevó tristeza a tu temperamento alegre.
Estuvimos a tu lado tus hijos y yo, sufriendo contigo ese periodo doloroso que culminó con tu partida definitiva.
Siempre llevaré en el recuerdo las veces que adormilada por los medicamentos, esbozabas tu hermosa sonrisa, cuando mientras acariciaba tu cabellera, te repetía:
-¡Viejita, viejita linda, estoy aquí junto a ti. Te quiero, te quiero mucho!
JPM
siempre admiré a doña ivelisse, porque en nuestro medio, es difícil ver una mujer activa en la política partidista y la profesora ivelisse, hizo un sacerdocio en su vida personal de ser una gran profesora, dirigente y una gran intelectual que siempre brilló en nuestro por país, por sus escritos profundos y una combativa luchadora por los mejores intereses de la patria y a don mario, su querido esposo, (sigue)
quien nos ha leído un libro de mario emilio pérez y verlo en su programa de televisión que por muchos años ha estado. para mí, ha sido una pena ver la ida de la profesora doña ivelisse prats ramírez de pérez, una distinguida dama que prestigió la política partidaria de nuestro país con seriedad y honestidad. ¡paz a sus restos!
don mario, a usted y su familia que dios y dona ivelisse donde este lo acurune con sus besos y su amor y me sumo a su dolor. paz y conformidad y a esa dama de mujer que dios la tenga en sus santo amor.
doña ivelise.como dominicano conosco de ustedes dos.dios les des paz a sus familias.
mario te tengo en mis oraciones y en mi corazon. se como se amaron tu e ivelisse, realmente no hay palabras que resulten suficientes para calmar tu dolor. ella ahora descansa en paz.
desde tus dias en la lavanderia enriquillo te he seguido siempre. cuando supe de tu union con ivelisse me alegre una inmensidad. a ella,la conoci en el liceo salome urena en mis dias de dirigente estudiantil .quiero para ella, la paz que no se consigue en la vida devido anuestro compromiso de luchar por una vida mas justa
un artí**** muy sensible que deja claro la profunda unión, es difícil llenar el vacío dejado por la inmensa ivelisse prats de pérez, no existe forma de calmar el pesar por su partida, paz eterna a su alma.
don mario,desde lo mas profundo de mi corazon,mi mas sentido pesame.
primera ves que leo a don mario sin reírme.don mario,lo acompaño en su dolor.usted tuvo la suerte de darse,tremenda hembra/dama.
hermoso artí****. mi más sentidas condolencias mario.