Adecentar el Congreso Nacional
Los integrantes de la Cámara de Diputados y el Senado, del Congreso Nacional como poder del Estado, deben ser referentes de equilibrio, de buen juicio, de comportamiento correcto.
Dan mal ejemplo los senadores enfrascados en una disputa pública sobre el criticado ‘barrilito’ y que pese a la oposición generalizada a ese manejo de fondos del Estado, barajan f’órmulas que pretenden crear ‘mecanismos’ que les permita ‘justificar’ la recepción abusiva de millonarios fondos, alegadamente para obras sociales.
En la Cámara de Diputados la situación no ha sido diferente, diría que tradicionalmente peor. A la par de el ‘barrilito’ está el ‘confrecito’, que en la Cámara Baja es lo mismo que en el Senado, con otra ‘modalidad’ y nombre. Esto sazonado con algunos tremendismos, como el del legislador Pedro Botello, quien no termina por asombrar con sus improntas.
Este legislador, en busca de protagonismo mediático, ‘exige’ modificar la ley que rige los Fondos de Pensiones, para que se ‘devuelva’ a los trabajadores hasta el 30 por ciento de lo ahorrado, una presión que ha estado matizada de violencia, como la manifestación de La Romana, la ocurrida en los pasillos de oficinas del Congreso y más recientemente frente a las instalaciones del edificio legislativo, sin que haya ninguna sanción.
Eduardo Estrella y Alfredo Pacheco, junto a muchos legisladores sensatos que hay hoy en el Congreso Nacional, tienen la gran oportunidad de adecentar las Cámaras Legislativas, de cambiar su rostro y convertirlo en un organismo de confianza, de servicio a la sociedad, a la institucionalidad y digno de ejemplo de un poder del Estado.
JPM