Abel Martínez y el “barrilito”
Durante años, los que
tenemos algún nivel de conciencia política hemos venido reclamando que los
diputados y senadores se despojen del llamado “barrilito”, que no es más que
apropiarse de unos millones de pesos para asistencia social politiquera, por
demás degradante y lastimera para el que nada tiene.
En ese clientelismo
burdo, en ese asistencialismo se refleja la más degradante situación de atraso
político, económico, social y cultural del pueblo dominicano, la descomposición,
la falta de valores y ética.
Lo que deben los
diputados y senadores, como representantes de todo un pueblo, es exigir que el
Estado cree los mecanismos, los recursos económicos, para que se acabe de una
vez y por todas la carencia de salud, educación, empleos, como única forma de
acabar con las necesidades del pueblo, y que nuestras mujeres y hombres no
tengan que andar mendigando atrás de ellos y los políticos.
Los diputados tienen
suficiente conciencia de las funciones para lo que fueron elegidos, ellos saben
que tienen que respetar el papel de esa institución en nuestro sistema
democrático, sus funciones son legislar y ser vigilante de las acciones del
poder ejecutivo.
Por algún lado había
que empezar, que bueno que el presidente de la Cámara de Diputados, Abel
Martínez, ha decidido tocar esa tecla. ¿ De la reacción, de la postura que
asuman, ante el desmonte de más de 200 millones que se le entregaban a los
diputados, y que se han destinado para nuestro sistema de salud, sabremos
quienes están a favor de una nueva visión política, quienes realmente quieren
cambiar este Estado clientelar?
Los diputados y
senadores no han sido elegidos por el favor del voto popular para agenciarse
programas sociales, para manejar recursos económicos, para ponerse altos
salarios, sustanciosas dietas o el llamado “barrilitos”.
Esos esquemas de Poder
hay que derribarlos.
Urge que repensemos
estos esquemas de hacer política, no podemos seguir con el esquema político y
económico de hace 50 años atrás.
Dejemos de pensar que
en política cuenta más los votos que la ética.
Nos hemos convertido en
una generación estafada políticamente.
Por ello, merece apoyar
la decisión del presidente de la cámara de diputados, Abel Martínez, de
eliminar “el barrilito”.
Los senadores deberían
hacer lo mismo, pero se niegan a
quitarse esos privilegios, levantando argumentos baladíes, creen que nos van a ser ver como normales,
acciones a todas luces no éticas, que solo buscan su provecho político y
algunas veces personales.
Los programas de
“asistencia social” de los diputados y senadores, solo han servido para buscar
votos y nombradía, dándole dadivas a uno que otro compañerito para que mitigue
el hambre y la falta de salud. ¡Así si es fácil construir un liderazgo!
Con la medida de Abel
Martínez se contribuye a desmontar una situación que a todas luces es parte de
nuestro atraso político, económico, social y cultural.