A punto de romperse

Al PLD parece caerle la maldición que  ha destruido o diezmado a todos los  partidos  forjados  después del ajusticiamiento de Trujillo, designio trágico que aniquiló  de un solo tajo a la mayoría organizaciones políticas de derecha e izquierda que participaron en primer ensayo democrático tras la decapitación de la tiranía.

Al golpe  de Estado  sobrevivió el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que encabezó la revuelta armada de 1965, episodio histórico que produjo el nacimiento de otras entidades partidarias, entre las cuales figuraron el Partido Reformista y el Partido Revolucionario Social Cristiano, que luego se fusionaron.

El síndrome de la división aniquiló o diezmó a casi todas las organizaciones de izquierda, incluido al legendario IJ4, al MPD, PCD, PSP, así como también a todas las franquicias de  derecha, como  el Movimiento de Integración Democrática,  del licenciado Augusto Lora y del Movimiento de Conciliación, del  doctor Hector García Godoy.

La prevalencia de una pequeña burguesía signada por el atraso político y  todos los vicios propios de ese segmento de clase, se erigen como la célula cancerosa  que hace metástasis en la medula de los partidos hasta asfixiarlos o inhabilitarlos, sin importar si son grandes o pequeños, de izquierda o derecha, si están en el Gobierno o en la oposición.

Las ideologías no han servido como antídotos para evitar  enfermedades letales o  prolongar la vida útil de los partidos  de izquierda, como lo demuestran la muerte o prematuro envejecimiento de organizaciones de tintes marxista, maoísta, Trokista, castrista. La causa por la que no sobreviven es la  ausencia de una clase obrera para sí, o de una burguesía en el rol de clase gobernante.

Lenin  definido como  “izquierdismo” la enfermedad que  devora los huesos de la izquierda, pero al PLD padece de un mal que se ha vuelto epidémico entre las organizaciones  progresistas de América Latina, diagnosticado  principalmente en  partidos que  alcanzaron el Poder.

Esa enfermedad, cuyas expresiones  clínicas principales son  ambiciones políticas excesivas, sectarismo, corrupción y extravió propósitos o de estrategias de gobierno, contagió  a partidos gobernantes en Argentina, Ecuador Brasil, Chile, Nicaragua, El Salvador y Honduras,  unos han sido desalojados del Poder y otros  confrontan graves crisis políticas.

El PLD es el último partido en América Latina que ostenta  la administración de un gobierno progresista que se caracteriza por  aplicar políticas de redistribución del ingreso en dirección a  combatir la pobreza o exclusión social y a promover crecimiento económico y estabilidad monetaria.

El liderazgo del PLD tiene que admitir que ya padece de la enfermedad que  diezma o destruye a partidos de izquierda o de derecha,  especialmente a los que detentan el Poder y que cuentan  todavía con aquiescencia de la mayoría de la población, que obviamente, no le perdonara  que una excesiva ambición  rompa  el saco de la democracia.

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