Nueva York y masiva inmigración dominicana
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NUEVA YORK, (EE.UU).- En realidad, ¿qué cantidad de dominicanos reside en Estados Unidos?
Y en particular, en Nueva York, ¿cuál es la inmigración dominicana -se incluyendo los ilegales- que hay?
Nueva York es, todos lo sabemos, la ciudad donde más criollos residen. En La Capital del Mundo, como es conocida la urbe newyorkina, los quisqueyanos están por doquier.
La parte alta de Nueva York (la que conocemos como el Alto Manhattan) puede ser llamada «Santo Domingo Chiquito» porque por donde quiera que usted se mueve se encuentra con un paisano.
Cada vez que vengo a Nueva York observo el mismo panorama: Dominicanos en masas, buscando la forma de construir un mejor futuro y trabajando honradamente.
Lo que pienso es que nuestros compatriotas, en su gran mayoría, viven aquí porque en su país no han encontrado la forma de establecer un estatus tranquilo en familia, con una vida decente, especialmente en el renglón económico.
Dejemos atrás las negativas actuaciones de los criollos que con su mala conducta llenan de vergüenza el nombre de la patria de Duarte, Luperón y Caamaño.
Evaristo Espinal, ingeniero graduado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), quien fue mi compañero bachiller en el Colegio Universitario (semestre de octubre de 1975), es un ciudadano dominicano ejemplar.
Espinal reside en Nueva York desde hace más de 35 años y por casi seis lustros se desempeñó como maestro de escuela pública impartiendo la materia de matemáticas. Ocupó los cargos desde profesor hasta supervisor general en las agendas en las ciencias de las matemáticas.
Hoy está retirado, pero sigue realizando labores profesionales en su condición también de contador público autorizado (CPA) lo que le califica para prestar servicios de Incontax (organizar planillas de impuestos para el fisco de USA). Cito a mi caro amigo porque es un ejemplo de honestidad.
Dominicanos como Evaristo Espinal los tenemos por miles en esta complicada urbe estadounidense donde millones de hispanos que desde sus pobres países vienen a buscar el llamado «Sueño Americano».
La mayoría de las veces que visito Nueva York y otras ciudades de EE.UU. (como Miami, Atlantic City, Las Vegas, Nevada…), lo hago en mi condición de periodista especializado en boxeo.
Porque soy enviado a cubrir las grandes peleas en las que se ponen en disputa coronas del pugilismo mundial, pero siempre reflexiono sobre la inmigración dominicana.