Miseria política

                                

Para políticos, académicos y líderes de opinión, que arrastran los pies por el pesado fardo de frustraciones, esta República no ha avanzado en nada durante de Gobiernos de Danilo y Leonel, aunque no se atreven a identificar aportes significativos  de las gestiones de Don Antonio, Salvador e Hipólito, salvo  el de la libertad  de presos políticos y regresos de exiliados.

Se incurre en mezquindad si no se admite que al PRD le correspondió liderar el retorno a la democracia desde un régimen de dictadura  ilustrada en 1979, o que  el gobierno del presidente Jorge Blanco permitió a los conductores doblar a la derecha en rojo.

A la dictadura de Trujillo le atribuyen instituir el peso como moneda de curso legal,  la fundación de los bancos Central, de Reservas y Agrícola, así como  redimir una deuda pendiente con el Tesoro de Estados Unidos, logros  que no justifican 31 años de horror.

Al presidente Joaquin Balague se le reconoce instituir las leyes agrarias, la construcción de  las principales presas y embalses y la prohibición de aserraderos, lo que en ningún modo justifica tres de crímenes políticos y violaciones a derechos humanos.

Trujillo y Balaguer lideraron gobiernos conservadores, de naturaleza despótica, aunque con importantes improntas relacionadas con la consolidación del Estado Nacional y con la construcción de infraestructura

Don Antonio, Salvador, Leonel y Danilo encabezaron gestiones liberales, que promovieron institucionalidad e inclusión social. El Gobierno de Hipólito estuvo e más cerca  del tirano y su alumno, que de Pena Gómez.

No se niega que  los gobiernos liberales  del PRD y del PLD fueron estremecidos por escándalos de corrupción, crímenes políticos o pobladas como la de abril de 1984, cuando el Ejercito mato de disparos a la cabeza o al corazón a más de 125 civiles, que protestaban por  el acuerdo firmado por Jorge Blanco con el FMI.

Durante el periodo 2002-2004, del presidente Hipólito Mejia, la economía  se produjo una crisis bancaria que se llevó por delante a las principales instituciones financieras y coloco a la economía  en  estado de recesión y de cesación de pagos, con un incremento de la pobreza que arrastro  a más de un millón de ciudadanos.

Lo que intento decir es que  durante las cuatro décadas de gobiernos liberales, incluido  el neo conservador de Hipólito Mejia,  el país ha  sufrido múltiples convulsiones atribuidas a los Gobierno,  clase política y empresariado.

La mayoría de los  que hoy pregonan sermones  moralistas fueron funcionarios  o diplomáticos de gobiernos que promovieron miseria, causaron cruentas crisis  económicas o masacraron a la población. Esa gente mercadea su amargura empacada en pacas de odio y de manejo pernicioso de la agenda política.

Quienes han incurrido en actos de corrupción, prevaricación, cohecho, soborno, lavado de dinero o cualquier otra infracción delictuosa o criminal deben  ser  sometidos a la justicia, a los fines de que el Ministerio Publico pruebe su culpabilidad y los  jueces dicten sentencia.

Usar  un expediente de corrupción, como excremento entre las manos para  esculpir una falsa impresión o imagen del Presidente o del Gobierno, mientras se calla todo lo relacionado a un pasado diarreico,  constituye una burda manera de defecar en público sus propias miserias políticas.

 

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